El santafesino fue el último eslabón que completó la cadena de refuerzos en el inicio de temporada en Central Norte y que se armó con la ilusión de luchar por el ascenso.
Cuando "Chara" recaló nuevamente en el Cuervo la sorpresa fue grande para propios y extraños, porque un día antes del inicio de las actividades arregló su vínculo con José Macaione, presidente de Central.
“Llegué casi al último como refuerzo, faltaba hacerme conocer por el técnico, en ese momento Hubert (Piozzi) y el presidente (Macaione), quienes se basaron en lo que dejé el mi primer año cuando vine a Central. Empece tranquilo, después las cosas me salieron bien cuando jugué, me gané la titularidad con el tiempo, pero me lesioné y no pude jugar los últimos tres partidos. Eso me puso muy mal”, narró Chiaraviglio.
El rendimiento del volante- defensor fue paulatino, porque cada vez que integró el once titular o cuando le tocó ingresar algunos minutos, no desentonó. “Pienso que le fui útil al equipo en las posiciones que me tocó jugar. Contra San Jorge fui volante por derecha y con Talleres volante central, fui regular en la seguidilla de partidos que jugué. Creo que se notó que el técnico confió en mi”.
Pese a finalizar el año con dos clásicos en el bolsillo, uno por Copa Argentina y otro por el torneo del Consejo Federal, el plantel Cuervo carga la mochila de no haber cumplido con las grandes expectativas que generó cuando se gestó el nuevo proceso.
“No imaginábamos un comienzo así. En varios partidos no se utilizó el mismo equipo por lesiones o movimientos tácticos. La confianza se pierde cuando jugás un partido y otro no. Te golpea. Nos habíamos encaminado con Racing de Córdoba y después vino un golpe duro con Talleres”, confesó el volante Azabache, quien luego se refirió al arribo del nuevo técnico, “ahora está Omar Jorge, los jugadores fuimos autocríticos, nos replanteamos cambiar y empezamos de cero”.
Cuando "Chara" recaló nuevamente en el Cuervo la sorpresa fue grande para propios y extraños, porque un día antes del inicio de las actividades arregló su vínculo con José Macaione, presidente de Central.
“Llegué casi al último como refuerzo, faltaba hacerme conocer por el técnico, en ese momento Hubert (Piozzi) y el presidente (Macaione), quienes se basaron en lo que dejé el mi primer año cuando vine a Central. Empece tranquilo, después las cosas me salieron bien cuando jugué, me gané la titularidad con el tiempo, pero me lesioné y no pude jugar los últimos tres partidos. Eso me puso muy mal”, narró Chiaraviglio.
El rendimiento del volante- defensor fue paulatino, porque cada vez que integró el once titular o cuando le tocó ingresar algunos minutos, no desentonó. “Pienso que le fui útil al equipo en las posiciones que me tocó jugar. Contra San Jorge fui volante por derecha y con Talleres volante central, fui regular en la seguidilla de partidos que jugué. Creo que se notó que el técnico confió en mi”.
Pese a finalizar el año con dos clásicos en el bolsillo, uno por Copa Argentina y otro por el torneo del Consejo Federal, el plantel Cuervo carga la mochila de no haber cumplido con las grandes expectativas que generó cuando se gestó el nuevo proceso.
“No imaginábamos un comienzo así. En varios partidos no se utilizó el mismo equipo por lesiones o movimientos tácticos. La confianza se pierde cuando jugás un partido y otro no. Te golpea. Nos habíamos encaminado con Racing de Córdoba y después vino un golpe duro con Talleres”, confesó el volante Azabache, quien luego se refirió al arribo del nuevo técnico, “ahora está Omar Jorge, los jugadores fuimos autocríticos, nos replanteamos cambiar y empezamos de cero”.
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