17 sept 2012

El santo no quiso jugarlo



El clásico entre Central Norte y Juventud no se jugó porque el árbitro no vio que estén dadas las condiciones para que se dispute el partido. Increíble.
Las razones puntuales fue la negativa de 11 hinchas de bajar del alambrado. El árbitro Federico Guaymás Tornero le dio 15 minutos, luego 15 minutos más con la autorización del veedor de la AFA Hugo Romero (Chaco) y no hubo caso. Ni los hinchas bajaron, ni la policía hizo nada para descenderlos.
Las razones más profundas de la suspensión tienen que ver con la interna en Juventud. Los hinchas le pidieron entradas al presidente, el dirigente se negó, un grupo de hinchas comenzó a amenazarlo, vino una denuncia, y ya en el estadio la hinchada quiso pasar de prepo, no los dejaron y ahí nomás se gestó el plan de suspender el partido ejecutado por jovencitos mandados por los jefes de las barras.
Resultado: partido suspendido, hinchas molestos, dirigencia harta, violentos victoriosos porque midieron la fuerza de la presión y le ganaron a más de 14.000 personas que fueron a ver fútbol.
Lo peor de todo es que ya había amenazas de que esto sucedería. Ya había advertencias de que estaban ante un partido de alto riesgo.
¿Los jugadores? Desepcionados. La mayoría no es salteña y por eso no entendieron las razones para que no se juegue un clásico.
¿Las entradas? No se devolvieron. Y lamentablemente suena como probable que se vuelva a jugar el partido pero pero sin público. La dirigencia de Central no dispuso la devolución del dinero.

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